Los integrantes del
proyecto Semillas de ilusión del Colegio Enrique Soler están de enhorabuena. Tras tres largos y duros meses, estos alumnos con
Necesidades Educativas Especiales han sabido llevar a cabo una experiencia que seguro
no olvidarán. `Prepararon la tierra, sembraron las semillas y tras estar
casi a diario realizando trabajos de cuidado y mantenimiento en el huerto ecológico del colegio, han visto hecho realidad sus sueños, por fin llegó el día de la recolecta.
Un huerto es un
espacio de aprendizaje permanente. Es un lugar en donde a los alumnos se les permite buscar diferentes soluciones
a las interrogantes y problemas originados en las enseñanzas diarias. Es una
instancia que les permite diseñar experimentos, probarlos y
evaluarlos. Es un lugar para aprender, donde se puede ponen a prueba todos
nuestros sentidos, registrando en forma constante y sistemática todas estas percepciones
y observaciones, las cuales están íntimamente asociadas al cuidado y protección
de nuestro medio ambiente.
Zanahorias, Apio,
Hinojo, Cebolletas y perejil fueron las hortalizas escogidas porque se adecuaban perfectamente a las características del invernadero. Durante
estos meses ha sido común ver a estos chicos ataviados con sus botas de aguas y
guantes y junto a sus profesores han llevado a cabo trabajos manipulativos
que se salían de lo habitual en la rutina diaria de una escuela, pero esta
Ecoescuela ha sabido motivar a estos alumnos a través de una actividad
singular. Hoy estos alumnos junto a sus familiares van a probar esas verduras
que han sabido recolectar, a buen seguro que saben muy bien, porque todo a lo
que se le pone tanto empeño y amor no puede saber de otra forma.
Es de señalar el gran
trabajo y desempeño que han realizado sus profesores, grandes desconocedores
del funcionamiento de un huerto, pero que con su tesón han sabido estar a la
altura. El huerto ecológico del Colegio cumple un año y gracias al apoyo de la
Consejería de Medioambiente y a colaboradores como Pedro Paredes este proyecto
está repercutiendo muy positivamente en el día a día de estos alumnos que
necesitan de la sociedad todo el apoyo necesario para su promoción. Se creó
con la ilusión de generar un lugar de integración entre los
estudiantes, para que desde niños sepan del cuidado del medio ambiente, las cosas
maravillosas que se pueden hacer por el cuidado de este, y adquieran desde ya
sentido de pertenencia por las cosas que hacen. De este modo los niños aprenden
a identificar las clases de verduras, frutas y hortalizas que se pueden sembrar,
de acuerdo con la climatología del lugar, y las estaciones de tiempo.
Durante la semana que
viene se empezará con otro ciclo de siembra, las hortalizas del verano deben
plantarse ya. Otra vez llegarán los día de quitar "hierbajos",
de mancharse las manos, de mojárselas de agua e incluso de pincharse,
pero todo habrá merecido la pena para conseguir ese fruto que
a llenado a estos chicos de ilusión.
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